México figura en lista de escasez de capacidades.
En el marco del Foro Económico Mundial (WEF) Latinoamérica 2017 se discuten las dificultades que enfrentan los mercados laborales de la región, ante una “grave escasez de capacidades”, pues alrededor del 50 % de las empresas latinoamericanas formales no pueden encontrar candidatos, en comparación con el 36 % de las empresas de los países de la OCDE. Este es un problema particularmente serio en Perú, Brasil y México.
En el estudio mas reciente sobre Escasez de Talento de la firma de capital humano ManpowerGroup, México reportó que 40% de empleadores tenían dificultades para cubrir las vacantes. Las principales razones por falta de experiencia (24%); mayores expectativas salariales (20%); falta de candidatos (19%).
Los especialistas destacaron que hay un hecho menos conocido y es que los sectores con la mayor brecha de capacidades en América Latina son los más beneficiosos para el desarrollo y la modernización industrial, como los vehículos de motor y la maquinaria avanzada.
Al mismo tiempo que América Latina tiene la mayor escasez de competencias del mundo en la economía formal, dos de cada cinco jóvenes no estudian ni trabajan, y 55 % de los trabajadores en la región trabajan en la economía informal. Los trabajadores claramente no tienen las capacidades que las empresas necesitan, y las empresas tienen grandes dificultades para encontrar el talento que necesitan para hacer crecer sus negocios.
Por lo tanto, invertir en las habilidades adecuadas es uno de los elementos clave para una agenda de crecimiento inclusivo, que aumente la productividad y permita a las personas integrarse plenamente en la sociedad.
De acuerdo con el WEF en las recomendaciones que emite al respecto se encuentra la capacitación de la fuerza de trabajo de la actualidad que será la que impulse las economías en los próximos 30 años. Esto implica invertir en sistemas de formación más eficaces y pertinentes, y adaptar la educación formal a las necesidades de las personas que trabajan. Esto incluye, por ejemplo, hacer la educación más modular o ampliar el alcance del aprendizaje en el trabajo para que las personas puedan obtener certificaciones mientras trabajan.
Para lograr estos objetivos, los gobiernos deben invertir en capacitación que se anticipe a las habilidades necesarias y detecte el desequilibrio existente Además, se deberían implementar mecanismos de evaluación rigurosos para identificar qué es mejor para las empresas así como para los trabajadores, en particular, en términos de calidad de ingresos y seguridad en el mercado de trabajo.